domingo, 8 de mayo de 2011

Como en casa...

Recien llegada de Estelí, tras una semana fuera y necesito contar como han sido estos días, aunque realmente no sé ni como empezar, pues aún está todo confuso en mi cabeza y hay mucho por digerir.
Esta semana hemos estado divididos por grupos; el mío, formado por Alberto, Silvia Grueso, Mª José, Bea, Débora y yo. La idea, visitar un proyecto de cooperación y profundizar más en formulación y demás. La sorpresa, que hemos convivido con la población beneficiaria del mismo; concretamente en la comunidad de Venecia; un pueblo precioso situado en un paraje natural incomparable. Al llegar, tras un largo, empolvado y caluroso viaje en la tina de una camioneta, todos nos estaban esperando, impacientes por hacer el sorteo para ver con que chele (blanco) les tocaba. Pues bien, tras repartir los papelitos con los números correspondientes, todos estaban conformes menos el Sr. Visitación, que quería con la muchacha que se le habia sentado al lado, y esa era yo. Asi que, como a mí también me cayó simpático, Alberto accedió al cambio y así lo hicimos. Cogí mi mochila y nos fuimos a su casita, donde allí estaba esperándonos la Sra. Mª Ana, una mujer para la que aún no tengo palabras, con el resto de familia, que entre nietos, hijos y vecinos, sumaban bastantes más. Mi habitación estaba preparada y para mi sorpresa, habia luz. Además habia perros, gatos, gallinas y muchos insectos, todos formando parte de la familia. Con suerte, una letrina a unos metros de la casa y comida todos los días, eso sí, gallopinto para desayunar, gallopinto para comer y gallopinto para cenar; siempre acompañado de una rica tortilla de maiz que preparaba con Doña María bien temprano. Riguroso horario nica: acostarse a las 20:0oh y levantarse a las 5:00h. Desayuno a las 6:00h, almuerzo a las 12:00h y cena a las 19:00h. Higiene personal a base de toallitas de bebés, pues no era ético gastar su pila de agua que tenian para toda una semana por seguir mi plan de ducha diario. Entre tanto, subidas a la montaña a visitar las fuentes de agua, tapados hasta las orejas para evitar que invadiesen mi cuerpo pequeñas garrapatas de las que nos habian advertido y echando pestes a repelente que de poco sirvió, pues lo que parecian ser picaduras de pulgas, finalmente es sarna.
Y tras haber intentado poneros en situación, ahora voy a lo que realmente me traigo de esta experiencia, a lo que sin duda me quedará. Largas conversaciones en el porche de la casita con mi mamá y mi papá adoptivos, de sus vidas, de la reciente guerra en las que perdieron a un hijo, de los valores de la unión familiar, de la fortaleza y la energía de esa mujer por criar a 13 hijos y tener que movilizarse con todos ellos tras haber sido quemada su casa en tiempos de guerra, del trabajo en el campo en las plantaciones de café, de lo hermoso de celebrar el día de la madre (30 de mayo) con toda la familia reunida. Tardes de juego con todos los niños de la calle en el solar de Don Visita; al UNO (que allí se quedó), a las tinajitas, a la escondida, a las matitas de maíz. Piñata en la escuela del pueblo. Manto de estrellas y la luna sonriendo al revés que en España cada noche. El valor del trabajo comunitario. Los valores de lo común frente a lo individual. El respeto al mayor, el compartir y la educación de los niños. El saber vivir con lo realmente necesario. La sencillez de sus vidas y la alegría al mismo tiempo. La inocencia al escucharme hablarles de como vivimos nosotros, no pueden imaginarselo. Lo entrañable de papá Visitación y la ternura de mamá María (hijos , nietos y parte del pueblo así les llaman). El amor y el cuidado a la naturaleza junto con la concienciación del cambio climático y de sus posibles consecuencias sino cuidamos el medio ambiente y lo que es más importante, las formas de vida consecuentes y coherentes acorde a este pensamiento. Y tantas y tantas cosas y momentos y sensaciones y lecciones y valores y sentimientos y emociones, impresiones, complejos, culpa, responsabilidad, verguenza...que he sentido, que aún se me cae alguna lágrima mientras intento plasmarlo en este blog.

En fin. Me voy a dormir, con la idea de que este mundo se equivoca y quizá nosotros seamos los que vamos por el peor camino.
Un beso.

4 comentarios:

  1. Después de leer esta entrada, creo que efectivamente el mundo se equivoca y que quizás en nuestro día a día nos olvidamos de lo más importante, de disfrutar, de sentir, de vivir con las personas que queremos y admiramos. Mamen, gracias por compartir esta experiencia a través de tu blog.
    Cuidate, besitos desde badajoz

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  2. Nos quejamos, porque no tenemos muchas comodidades,pero al leer tu blog ,nos damos cuenta de lo poco que ellos tienen y lo felizes que son ,el amor y el cariño, que ellos comparten con todo los que les rodean.
    Gracias por hacernos participes de tus experiencias,a través de tu blog.
    Muchos beso y cuidate mucho.

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  3. Me quedó impresionado y nunca mejor dicho tus sensaciones,tus vivencias de las que estás viviendo en estos momentos y de lo poco que valoramos a la gente humilde de allí,que con lo poco que tienen,te dan lo mejor de ellos;su amabilidad,su generosidad y un sinfín de cosas que quizás nosotros no tengamos esa capacidad que ellos la hacen hacia la persona que coopera en su lugar.

    Bueno Mamen,que sigas disfrutando de tus vivencias,emociones y sensaciones,y te mando un fuerte abrazo y un fuerte beso de mi parte(Mirandilla,el compi y amigo de Juanlu)

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  4. Hola chiki!!! me quedo sin palabras leyendo tus vivencias, que egoistas somos, pero afortunadamente tenemos personas como tu entre nosotros que nos recuerdan que no estamos solos.
    Un besazo muy fuerte bombón y un TE QUEREMOS DE TODAS TUS NIÑAS DE ZAFRA.

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